viernes, 27 de marzo de 2020

¿QUE MITOS CONOCES EN ALIMENTACION?


                             Mitos sobre las legumbres – Botanical-online
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Leyendo en texto sobre “Mitos, errores y realidades”, me he dado cuenta que los factores culturales, religiosos, económicos, sociales y psicológicos ejercen, evidentemente, una gran influencia sobre los hábitos alimentarios de las poblaciones, y que, vistos desde nuestra aparente sociedad evolucionada y culta, ciertas prácticas alimenticias nos parecen inverosímiles cuando se tratan de “los otros”.

Algunos ejemplos que se citan en este texto son, por ejemplo, que en la cultura masái, la ingesta de ciertos animales aporta las virtudes de las víctimas. En Costa de Marfil, a los niños se les restringe el huevo porque se vuelven díscolos y desobedientes y en Sudáfrica, las mujeres no deben tomar leche, porque les provoca esterilidad.

Ahora bien, ¿quién de nosotros no ha comprado alguna vez jalea real, el ginseng, alimentos probióticos o diferentes clases de miel por sus amplios beneficios para salud, aunque difícilmente demostrables?

Lo sorprendente es que muchas ideas preconcebidas, persistan todavía y sean defendidas por diferentes grupos, a pesar de haber sido desmentidas por los conocimientos científicos actuales en nutrición. Y en este punto me gustaría señalar el peligro de ciertas dietas milagro que ponen en riesgo la salud, como la dieta Dukan, o la dieta basada en monoproductos como la alcachofa, piña durante varios días afirmando que son depurativas.

En nuestra cultura perviven creencias muy arraigadas que tampoco se sostiene científicamente como, por ejemplo, que la lechuga produce sueño, evita el infarto y disminuye el colesterol.

Las espinacas dan fuerza, será porque se asocia a Popeye.

¿Son mejores los huevos morenos que los blancos?, vaya por una vez los huevos no son racistas.

 El pan engorda, pero si se quita la miga menos. El agua también engorda, pero si la tomas durante las comidas.

No hay que mezclar ciertos alimentos, pues sus virtudes se pierden cuando van en compañía.

En pleno siglo XXI, la formación y la información correcta de ciertas prácticas alimenticias, está al alcance de nuestra mano, por tanto, cualquier creencia, no contrastada científicamente, denota un retroceso cultural en vez de un avance social.